Una trentena de plataformes cíviques, apartidistes, que defensen el patrimoni natural i cultural i l'aprofundiment de la democràcia participativa, han decidit unir els seus esforços i la seva veu en una coordinadora: la Unió de Plataformes. El grup es va constituïr formalment el 15 de febrer a Martorell i ara conviden a tothom a subscriure el seu Manifest. Es tracta de grups decebuts per la "inutilitat de la interlocució amb els governs locals i central en quan a prioritzar el respecte mediambiental, cultural i social en la gestió de diferents recursos". Aquests grups ciutadans constaten que "s'els tanquen les portes de les administracions i dels mitjans de comunicació, son criminalitzats davant la opinió pública cada cop més, arribant a judicis penals i persecucions policials, en un procés regressiu preocupant per l'exercici d'una democràcia plena".
Les Plataformes volen demostrar el greu impacte en superfície i en persones que les agressions contra les que lluiten suposen pel conjunt del País, fent saber a les empreses i els partits que estan implicats avui en les decisions, i que les podrien revocar.
Es proposen l'objectiu immediat de pressionar els programes d'aquesta campanya electoral i les accions futures de govern. Malgrat eviten la política de partits en el seu treball quotidià, les Plataformes consideren que la convocatòria electoral és, malauradament, el moment en què els partits polítics que ara demanen el vot estan més receptius a les seves reivindicacions, i en què els mitjans de comunicació, també sotmesos majoritàriament als poders econòmics privats, els concedeixen visibilitat. És per aquest motiu que han decidit aquest moment per recolzar-se mútuament en les seves reivindicacions, i publicar el Manifest de Martorell de 15 de febrer del 2008.
Conviden a l'adhesió i a l'acció conjunta la resta de grups que treballen arreu per la salvaguarda del territori, el medi ambient, la cultura i la gent, i també les entitats i les persones que els han donat suport al llarg dels anys, i tota la ciutadania de Catalunya.
Avui divendres 29 de febrer, a les 19h de la tarda, a l'Auditori de l'Ateneu Sant Pere Apòstol, al número 25 del carrer Sant Pere més alt de Barcelona, la Unió de Plataformes presentarà públicament el Manifest i un portal d'internet, des d'on accedir al treball de cada plataforma, a un calendari d'Actes, a la xarxa d'adherits i a l'equip d'assessors.
MANIFEST de MARTORELL de 15 de febrer del 2008 de la UNIÓ DE PLATAFORMES en defensa de l'entorn natural, els valors culturals i els drets cívics
Les entitats cíviques sotasignades constatem que, els darrers anys, l'exercici del poder a Catalunya ha anat lligat a un conjunt d'agressions greus contra el patrimoni natural i cultural amb efectes irreversibles, en connivència amb interessos econòmics privats, amb menyspreu als col·lectius de defensa del territori i amb una creixent tendència a criminalitzar les accions populars, posant en perill la democràcia al nostre país.
Rebutgem la política respecte al territori que segueixen molts ajuntaments, diputacions, Generalitat i Estat, amb governs d'un sol color o compartits amb altres forces que es declaren progressistes o nacionalistes.
Per això demanem als ciutadans i les ciutadanes de Catalunya que en les pròximes eleccions generals del 9 de març no votin aquells partits que aproven o impulsen accions, plans, projectes urbanístics o d'infraestructures que destrueixen el patrimoni natural i cultural dels nostres pobles, ciutats i comarques.
A Martorell, el 15 de febrer del 2008
http://www.uniodeplataformes.org/quisom.htm
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divendres, 29 de febrer del 2008
dilluns, 25 de febrer del 2008
Nos medicamos más, nos medicamos mal
EL PAIS 25/02/08.- Los psicofármacos se han triplicado en una década - Un tercio de los ingresos en urgencias se debe al mal uso de un fármaco.
Estamos rodeados de medicamentos. La mitad de los botiquines de los hogares españoles contienen entre 10 y 20 fármacos y el gasto farmacéutico de este enero ha crecido un 6,19% respecto al de 2007, según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo. El análisis de los ríos, donde va a parar el agua de los hogares, ofrece otra excelente radiografía: en ella se encuentran elevadas concentraciones de residuos de antibióticos, antiinflamatorios, antidepresivos y otros psicofármacos. El consumo de estos últimos se ha triplicado en España en la última década, según Sanidad.
Está claro que el entorno se ha medicalizado. ¿Se utilizan los medicamentos de forma racional y eficaz? Teniendo en cuenta que un 36% de los casos que se atienden en los servicios de urgencias de los hospitales españoles se deben a un mal uso de los medicamentos, la respuesta es que en muchas ocasiones no. Son los resultados preliminares de un ambicioso estudio en el que participan nueve hospitales de toda España (el Virgen de las Nieves de Granada, el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, el Reina Sofía de Córdoba, el Carlos Haya de Málaga, el hospital General de Asturias de Oviedo, el de Cruces de Bilbao, el Gregorio Marañón de Madrid, el hospital Clínic y el de Sant Pau de Barcelona).
"Un medicamento tiene que ser necesario, efectivo y seguro", afirma Isabel Baena, coordinadora del proyecto e investigadora del grupo de investigación en atención farmacéutica de la Universidad de Granada. Muchos de los problemas relacionados con los medicamentos se deben tanto al exceso como a la falta de medicación. "Hay muchos pacientes que necesitarían medicación pero que no van al médico, cerca de un 9%. Luego tenemos un 1% que toma un medicamento que sobra, a veces por automedicación, otras por una mala prescripción médica", explica Baena.
La ineficacia de los medicamentos está detrás de las razones por las que algunos pacientes acuden a urgencias. "Es muy frecuente que el paciente no tome la pauta entera, y también que no siga las dosis adecuadas, porque no hace caso al médico o porque el mismo facultativo no ha prescrito la dosis adecuada", explica Baena. La inefectividad también se puede deber a la interacción con otros medicamentos, que anulan el efecto deseado. De hecho, los pacientes más afectados por esta situación son los enfermos crónicos que toman más de cinco medicamentos.
También existe una pequeña fracción de inefectividad que entra dentro de la normalidad, puntualiza María José Faus, directora del Máster en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada: "A algunas personas les ocurre que, por sus características propias, el medicamento no les hace efecto. No hay ni un solo medicamento que funcione al cien por cien, la máxima efectividad se sitúa en el 85%, o sea que ese margen de inefectividad existe aunque el tratamiento se siga bien".
Los ancianos son quienes más acuden a urgencias por tener problemas con los medicamentos. Toman muchos, un arsenal para algunos difícil de gestionar. Además, los desórdenes corporales que acompañan a la vejez contribuyen a generar desajustes en las dosis. "Pueden tener alterada la función renal o hepática y no eliminan los medicamentos de la misma forma", explica Ester Durán, farmacéutica del Servicio de Farmacia del hospital Gregorio Marañón de Madrid, que también participa en el proyecto.
Según el estudio, el 75% de estos malos usos que acaban con un viaje a urgencias se podrían evitar. ¿Sobre quién recaen las responsabilidades? "El paciente pasa por diferentes puntos del sistema sanitario que permitirían identificar estos problemas y desde los que se podría actuar", afirma Baena. Las responsabilidades se reparten a partes iguales entre los tres eslabones de la cadena sanitaria: médicos, farmacéuticos y el propio paciente. "Un médico te receta una cosa, y puede que otro te recete otra. Si no hay alguien que ordene esta medicación, difícilmente se puede resolver el problema", apunta Faus. "Para evitar estos problemas serían necesarios profesionales dedicados a realizar un seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes, se trata de buscar complicidades y aliados".
Ordenar la medicación de los pacientes enfermos puede contribuir a mejorar la situación. Pero también será necesario revisar los botiquines de los hogares españoles. Según un estudio del grupo Urano, más de la mitad de los botiquines españoles guardan más de 10 medicamentos. "La composición del botiquín suele reflejar, en cierto modo, la estructura del mercado farmacéutico", explica José González, farmacéutico y uno de los responsables del estudio. Los analgésicos y antipiréticos son el grupo terapéutico más frecuente, presentes en el 89% de los hogares, seguidos por los antiinflamatorios no esteroides, en el 53%, y los antibióticos, en el 46%. En el caso de estos últimos, uno de cada tres se ha comprado sin receta. Según la Red Española de Atención Primaria (REAP), un 10,8% de los medicamentos que necesitan receta se acaba vendiendo sin ella. También muchos quedan aparcados en el botiquín como resto de un tratamiento no finalizado, para acabar siendo utilizados por otros miembros de la familia sin acudir al médico.
José Martínez Olmos, secretario general del Ministerio de Sanidad y Consumo, reconoce que "estamos en una sociedad donde el medicamento tiene una valoración social muy alta, como algo capaz de curarlo todo, de solucionar los problemas de salud, y a veces al médico le cuesta explicar a la persona que su problema no se soluciona con fármacos, sino con cambios en estilos de vida". Afirma que "los únicos medicamentos que no están de más en un botiquín son los que se anuncian por televisión y que por tanto no requieren receta; el resto sobra".
España no desentona en el contexto internacional. La Organización Mundial de la Salud, que considera una prioridad establecer políticas para el uso racional de los medicamentos, estima que cerca de la mitad de las medicinas se recetan, se dispensan o se utilizan de una forma inadecuada. Los antibióticos, cuyos excesos generan resistencias y existe el peligro de que se vuelvan inefectivos, son el grupo de medicamentos que más ha preocupado y el que más campañas ha originado, lo que ha permitido reducir su consumo en un 10% en el año 2007.
Sin embargo, habrá que dedicar esfuerzos a otras especialidades, como los antiinflamatorios o los antidepresivos. El consumo de psicofármacos, es decir, antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos y ansiolíticos e hipnóticos, se ha triplicado en España en la última década. Josep Basora, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia (SEMFYC), explica que un 28% de los pacientes que se visitan en los centros de atención primaria presentan signos y síntomas antidepresivos, aunque tan sólo la mitad se diagnostica como depresión mayor. Para este especialista, el problema es que "se han medicalizado enfermedades que no eran más que cosas de la vida cotidiana". Las mujeres son el 75% de los consumidores totales de somníferos o tranquilizantes, según datos del segundo informe sobre salud y género. "Ante situaciones inespecíficas expresadas por las mujeres, donde no existe una patología clara, médicos y médicas tienden a prescribir psicofármacos", según responsables del Ministerio de Sanidad y Consumo.
En el caso de los antiinflamatorios, el medicamento más frecuente en los hogares españoles, no hacer un buen uso puede afectar a "las personas que sufren continuamente migrañas, y que al no tomar bien el medicamento pueden acabar sufriendo un efecto rebote", explica Basora. Para Javier Rivera, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología, la mayoría de antiinflamatorios y analgésicos se aplican realmente cuando hay dolor. "Sólo hemos detectado algunos abusos con el Tramadol, un analgésico que creemos que se está utilizando más de lo necesario ante problemas pequeños, como dolores de cabeza, y que puede causar problemas digestivos, dolores de cabeza y un estado de aturdimiento".
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Nos/medicamos/nos/medicamos/mal/elpepusoc/20080225elpepisoc_1/Tes
Estamos rodeados de medicamentos. La mitad de los botiquines de los hogares españoles contienen entre 10 y 20 fármacos y el gasto farmacéutico de este enero ha crecido un 6,19% respecto al de 2007, según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo. El análisis de los ríos, donde va a parar el agua de los hogares, ofrece otra excelente radiografía: en ella se encuentran elevadas concentraciones de residuos de antibióticos, antiinflamatorios, antidepresivos y otros psicofármacos. El consumo de estos últimos se ha triplicado en España en la última década, según Sanidad.
Está claro que el entorno se ha medicalizado. ¿Se utilizan los medicamentos de forma racional y eficaz? Teniendo en cuenta que un 36% de los casos que se atienden en los servicios de urgencias de los hospitales españoles se deben a un mal uso de los medicamentos, la respuesta es que en muchas ocasiones no. Son los resultados preliminares de un ambicioso estudio en el que participan nueve hospitales de toda España (el Virgen de las Nieves de Granada, el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, el Reina Sofía de Córdoba, el Carlos Haya de Málaga, el hospital General de Asturias de Oviedo, el de Cruces de Bilbao, el Gregorio Marañón de Madrid, el hospital Clínic y el de Sant Pau de Barcelona).
"Un medicamento tiene que ser necesario, efectivo y seguro", afirma Isabel Baena, coordinadora del proyecto e investigadora del grupo de investigación en atención farmacéutica de la Universidad de Granada. Muchos de los problemas relacionados con los medicamentos se deben tanto al exceso como a la falta de medicación. "Hay muchos pacientes que necesitarían medicación pero que no van al médico, cerca de un 9%. Luego tenemos un 1% que toma un medicamento que sobra, a veces por automedicación, otras por una mala prescripción médica", explica Baena.
La ineficacia de los medicamentos está detrás de las razones por las que algunos pacientes acuden a urgencias. "Es muy frecuente que el paciente no tome la pauta entera, y también que no siga las dosis adecuadas, porque no hace caso al médico o porque el mismo facultativo no ha prescrito la dosis adecuada", explica Baena. La inefectividad también se puede deber a la interacción con otros medicamentos, que anulan el efecto deseado. De hecho, los pacientes más afectados por esta situación son los enfermos crónicos que toman más de cinco medicamentos.
También existe una pequeña fracción de inefectividad que entra dentro de la normalidad, puntualiza María José Faus, directora del Máster en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada: "A algunas personas les ocurre que, por sus características propias, el medicamento no les hace efecto. No hay ni un solo medicamento que funcione al cien por cien, la máxima efectividad se sitúa en el 85%, o sea que ese margen de inefectividad existe aunque el tratamiento se siga bien".
Los ancianos son quienes más acuden a urgencias por tener problemas con los medicamentos. Toman muchos, un arsenal para algunos difícil de gestionar. Además, los desórdenes corporales que acompañan a la vejez contribuyen a generar desajustes en las dosis. "Pueden tener alterada la función renal o hepática y no eliminan los medicamentos de la misma forma", explica Ester Durán, farmacéutica del Servicio de Farmacia del hospital Gregorio Marañón de Madrid, que también participa en el proyecto.
Según el estudio, el 75% de estos malos usos que acaban con un viaje a urgencias se podrían evitar. ¿Sobre quién recaen las responsabilidades? "El paciente pasa por diferentes puntos del sistema sanitario que permitirían identificar estos problemas y desde los que se podría actuar", afirma Baena. Las responsabilidades se reparten a partes iguales entre los tres eslabones de la cadena sanitaria: médicos, farmacéuticos y el propio paciente. "Un médico te receta una cosa, y puede que otro te recete otra. Si no hay alguien que ordene esta medicación, difícilmente se puede resolver el problema", apunta Faus. "Para evitar estos problemas serían necesarios profesionales dedicados a realizar un seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes, se trata de buscar complicidades y aliados".
Ordenar la medicación de los pacientes enfermos puede contribuir a mejorar la situación. Pero también será necesario revisar los botiquines de los hogares españoles. Según un estudio del grupo Urano, más de la mitad de los botiquines españoles guardan más de 10 medicamentos. "La composición del botiquín suele reflejar, en cierto modo, la estructura del mercado farmacéutico", explica José González, farmacéutico y uno de los responsables del estudio. Los analgésicos y antipiréticos son el grupo terapéutico más frecuente, presentes en el 89% de los hogares, seguidos por los antiinflamatorios no esteroides, en el 53%, y los antibióticos, en el 46%. En el caso de estos últimos, uno de cada tres se ha comprado sin receta. Según la Red Española de Atención Primaria (REAP), un 10,8% de los medicamentos que necesitan receta se acaba vendiendo sin ella. También muchos quedan aparcados en el botiquín como resto de un tratamiento no finalizado, para acabar siendo utilizados por otros miembros de la familia sin acudir al médico.
José Martínez Olmos, secretario general del Ministerio de Sanidad y Consumo, reconoce que "estamos en una sociedad donde el medicamento tiene una valoración social muy alta, como algo capaz de curarlo todo, de solucionar los problemas de salud, y a veces al médico le cuesta explicar a la persona que su problema no se soluciona con fármacos, sino con cambios en estilos de vida". Afirma que "los únicos medicamentos que no están de más en un botiquín son los que se anuncian por televisión y que por tanto no requieren receta; el resto sobra".
España no desentona en el contexto internacional. La Organización Mundial de la Salud, que considera una prioridad establecer políticas para el uso racional de los medicamentos, estima que cerca de la mitad de las medicinas se recetan, se dispensan o se utilizan de una forma inadecuada. Los antibióticos, cuyos excesos generan resistencias y existe el peligro de que se vuelvan inefectivos, son el grupo de medicamentos que más ha preocupado y el que más campañas ha originado, lo que ha permitido reducir su consumo en un 10% en el año 2007.
Sin embargo, habrá que dedicar esfuerzos a otras especialidades, como los antiinflamatorios o los antidepresivos. El consumo de psicofármacos, es decir, antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos y ansiolíticos e hipnóticos, se ha triplicado en España en la última década. Josep Basora, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia (SEMFYC), explica que un 28% de los pacientes que se visitan en los centros de atención primaria presentan signos y síntomas antidepresivos, aunque tan sólo la mitad se diagnostica como depresión mayor. Para este especialista, el problema es que "se han medicalizado enfermedades que no eran más que cosas de la vida cotidiana". Las mujeres son el 75% de los consumidores totales de somníferos o tranquilizantes, según datos del segundo informe sobre salud y género. "Ante situaciones inespecíficas expresadas por las mujeres, donde no existe una patología clara, médicos y médicas tienden a prescribir psicofármacos", según responsables del Ministerio de Sanidad y Consumo.
En el caso de los antiinflamatorios, el medicamento más frecuente en los hogares españoles, no hacer un buen uso puede afectar a "las personas que sufren continuamente migrañas, y que al no tomar bien el medicamento pueden acabar sufriendo un efecto rebote", explica Basora. Para Javier Rivera, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología, la mayoría de antiinflamatorios y analgésicos se aplican realmente cuando hay dolor. "Sólo hemos detectado algunos abusos con el Tramadol, un analgésico que creemos que se está utilizando más de lo necesario ante problemas pequeños, como dolores de cabeza, y que puede causar problemas digestivos, dolores de cabeza y un estado de aturdimiento".
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Nos/medicamos/nos/medicamos/mal/elpepusoc/20080225elpepisoc_1/Tes
dilluns, 11 de febrer del 2008
MANIFESTACIÓN EN CUNIT CONTRA EL CATASTRAZO
Cunit, 9 de febrero de 2008.- El pueblo de Cunit, convocado por la Plataforma Ciudadana para una Fiscalidad Justa y Sostenible, se ha lanzado hoy a la calle, a las 12 del mediodía, para protestar contra el equipo de gobierno del Ayuntamiento, formado por una coalición PSC-PP.
La Plataforma protesta contra un aumento desorbitado de los valores catastrales, gestionado en secreto, con una contratación irregular y cuando el boom inmobiliario estaba en su punto máximo.
Con una ruidosa e impresionante cacerolada, la Plataforma ha protestado igualmente por la negativa a dialogar del equipo de gobierno municipal.
La Plataforma protesta contra un aumento desorbitado de los valores catastrales, gestionado en secreto, con una contratación irregular y cuando el boom inmobiliario estaba en su punto máximo.
Con una ruidosa e impresionante cacerolada, la Plataforma ha protestado igualmente por la negativa a dialogar del equipo de gobierno municipal.
La manifestación ha convocado unas cuatro mil personas. Ante la magnitud de la concentración, la guardia urbana no ha tenido más remedio que cortar la C-31 y desviar el tránsito. De cualquier forma la manifestación ha discurrido sin incidentes a lo largo de un kilómetro, hasta desembocar en la Plaça de la Vila donde han tenido lugar los parlamentos y se ha disuelto pacíficamente.
dimecres, 6 de febrer del 2008
Consumismo energético
La creciente demanda mundial de energía provocará una crisis de suministro en 2015 que impedirá frenar el cambio climático, según el último informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Como consecuencias de esta crisis la AIE señala el aumento del precio del petróleo, que en 2030 podría alcanzar la cantidad de 159 dólares por barril, y el crecimiento de las emisiones de gas de efecto invernadero, que dará lugar a una subida de la temperatura global del planeta de entre cinco y seis grados.
El modelo económico y productivo dominante identifica bienestar con expansión y ésta con una mayor demanda de energía. Pero las nuevas tendencias mundiales de consumo, lideradas por potencias emergentes, como China e India, amenazan la seguridad energética y aceleran la destrucción del medio ambiente. El desarrollo de estos países está transformando el sistema global de energía como resultado de la progresiva importancia que están cobrando en los mercados internacionales. Los países en desarrollo representarán en 2015 el 47% del mercado energético global y más del 50% en 2030. En la actualidad, es del 41%.En 2007, China aspira a convertirse en el mayor emisor de energía mundial y, en 2010, en el mayor consumidor. El país asiático se ha convertido también en la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, superando a EEUU. India se convertirá en el tercer emisor de CO2 en 2015.
China e India representan el 45% del aumento de la demanda mundial de energía. La AIE calcula que esa demanda ascenderá al 55% en 2030, más de la mitad de ese aumento corresponderá a ambos países. Ese año se prevé que China importe más de 116 millones de barriles de crudo al día. Los países de todo el mundo deberán invertir 22 billones de dólares en infraestructura para poder hacer frente a ese ritmo de demanda. A pesar de todo, no existen garantías de que esas inversiones se concreten y la capacidad y voluntad de los principales productores de petróleo y gas para llevarlas a cabo resultan inciertas.
Si se cumplen los pronósticos, las emisiones de gases de efecto invernadero pueden crecer un 57%, del que serán responsables, en un 75%, los países en desarrollo.Incluso si los distintos gobiernos optan por políticas ecológicas, la AIE calcula que estos gases en la atmósfera aumentarán en un 25%.El incremento de la demanda energética global tendrá lugar a pesar de los elevados precios del petróleo y el gas, hecho que afecta de forma directa a la salud de la economía mundial. El carbón se convertirá en un importante recurso sustitutivo. Sin embargo, ante los precios de los combustibles fósiles, la preocupación por la seguridad de suministro y las consideraciones medioambientales, mejorarán las expectativas respecto a la energía nuclear, que podría conseguir una disminución de las emisiones de CO2 de forma rentable.
Las tendencias actuales de consumo de energía no son sostenibles y plantean la necesidad de buscar nuevas políticas que mejoren la eficiencia energética y frenen la demanda descontrolada y el crecimiento de las emisiones de gases a corto plazo. Potenciar las energías alternativas y hacer un uso más eficiente de los combustibles son algunas de las medidas que propone la AIE, pero la concreción de las políticas a adoptar encuentra dificultades debido a la urgencia que requieren, la magnitud de los problemas a resolver y la necesidad de conseguir apoyo internacional. La energía forma parte del desarrollo sostenible y las nuevas políticas deben buscar un equilibrio entre las tres dimensiones de ese desarrollo: la seguridad energética, el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
www.frontantitermica.net
El modelo económico y productivo dominante identifica bienestar con expansión y ésta con una mayor demanda de energía. Pero las nuevas tendencias mundiales de consumo, lideradas por potencias emergentes, como China e India, amenazan la seguridad energética y aceleran la destrucción del medio ambiente. El desarrollo de estos países está transformando el sistema global de energía como resultado de la progresiva importancia que están cobrando en los mercados internacionales. Los países en desarrollo representarán en 2015 el 47% del mercado energético global y más del 50% en 2030. En la actualidad, es del 41%.En 2007, China aspira a convertirse en el mayor emisor de energía mundial y, en 2010, en el mayor consumidor. El país asiático se ha convertido también en la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, superando a EEUU. India se convertirá en el tercer emisor de CO2 en 2015.
China e India representan el 45% del aumento de la demanda mundial de energía. La AIE calcula que esa demanda ascenderá al 55% en 2030, más de la mitad de ese aumento corresponderá a ambos países. Ese año se prevé que China importe más de 116 millones de barriles de crudo al día. Los países de todo el mundo deberán invertir 22 billones de dólares en infraestructura para poder hacer frente a ese ritmo de demanda. A pesar de todo, no existen garantías de que esas inversiones se concreten y la capacidad y voluntad de los principales productores de petróleo y gas para llevarlas a cabo resultan inciertas.
Si se cumplen los pronósticos, las emisiones de gases de efecto invernadero pueden crecer un 57%, del que serán responsables, en un 75%, los países en desarrollo.Incluso si los distintos gobiernos optan por políticas ecológicas, la AIE calcula que estos gases en la atmósfera aumentarán en un 25%.El incremento de la demanda energética global tendrá lugar a pesar de los elevados precios del petróleo y el gas, hecho que afecta de forma directa a la salud de la economía mundial. El carbón se convertirá en un importante recurso sustitutivo. Sin embargo, ante los precios de los combustibles fósiles, la preocupación por la seguridad de suministro y las consideraciones medioambientales, mejorarán las expectativas respecto a la energía nuclear, que podría conseguir una disminución de las emisiones de CO2 de forma rentable.
Las tendencias actuales de consumo de energía no son sostenibles y plantean la necesidad de buscar nuevas políticas que mejoren la eficiencia energética y frenen la demanda descontrolada y el crecimiento de las emisiones de gases a corto plazo. Potenciar las energías alternativas y hacer un uso más eficiente de los combustibles son algunas de las medidas que propone la AIE, pero la concreción de las políticas a adoptar encuentra dificultades debido a la urgencia que requieren, la magnitud de los problemas a resolver y la necesidad de conseguir apoyo internacional. La energía forma parte del desarrollo sostenible y las nuevas políticas deben buscar un equilibrio entre las tres dimensiones de ese desarrollo: la seguridad energética, el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
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